Mi falta de empatía casi la deja ciega





Por: Frida Marticorena



15 de Noviembre de 2022



En los talleres que brindo sobre desarrollo de habilidades directivas y gerenciales, suelo preguntar cuáles son las muestras de hashtag#empatía que tienen los participantes con sus equipos. La mayoría de ellos hablan de brindar permisos ante emergencias o contingencias, de escuchar a sus hashtag#colaboradores cuando tienen problemas. A ello le llamo la empatía de “humanidad”. Pero considero que la empatía en los líderes va más allá de brindar apoyo ante lo evidente e inminente. Debe ser una empatía “proactiva”. Hace dos semanas, Rosamaría (nombre ficticio) me solicitó permiso para ir a su cita médica porque estaba teniendo problemas con la vista, cada día veía menos y tenía muchos dolores de cabeza. La sorpresa fue cuando regresó y nos comentó que el médico le dijo que no era nada físico, sino psicológico: estrés. Todos en la oficina estábamos desconcertados. Resulta que hace 3 meses, luego de 2 años de estar en el área de selección y haber tenido un desempeño destacado fue promovida del área de selección al área de hashtag#capacitación y desarrollo, con la finalidad que incrementara sus competencias, conocimientos y empleabilidad.





En principio aceptó el reto, a pesar que no estaba muy convencida, porque ella decía que le gustaba mucho el área donde se desempeñaba. Inició con temor y cautela, pero conforme avanzaba se iba familiarizando más con el área. Sin embargo, hubo señales que no las leí: siempre comentaba que se sentía mejor en selección, comenzó a llegar tarde y a aislarse, y lo tomé como parte del proceso. No me detuve a conversar con ella.


Luego del evento, conversamos. Me dijo que el trabajo que estaba haciendo implicaba mucha atención, detalle, presión y creatividad y que la estaba estresando, desmotivando y que ya “no quería ni ver la computadora”, y el cuerpo la comprendió (mejor que yo) y le lanzó la alerta a través de su vista.


Actualmente ha regresado al área de selección donde es experta y donde quiere desarrollarse y especializarse, su motivación ha vuelto a su normalidad, está preparando a su equipo y lo mejor su vista está perfecta. Ser empáticos no es solo apoyar a un colaborador cuando lo necesita, es conocerlo a profundidad: su perfil, su manera de aprender, su entorno, experiencia, sus motivaciones, sus ambiciones, sus miedos y observar “proactivamente” lo que sucede con cada uno de ellos para generar relaciones de confianza, que repercutirán en su productividad, compromiso y generación devalor. No esperemos que los colaboradores nos pidan ayuda, miremos que podamos hacer para apoyarlos en su desarrollo personal y profesional, comprendiéndolos como seres humanos integrales, no sólo como miembros de un equipo.